miércoles, 17 de julio de 2013

LA VIDA EN ROS... -ITAS



Democracia, o sea: el gobierno del pueblo: ¿qué pueblo?
Se eligen dirigentes y lo que hagan, lo hacen. Aquí, una no abarca mucho pero me da que eso es como si fueran dictaduras de cuatro años. Luego, a la hora de elegir otra vez, pues... se elige. Pero ¿qué más da que sean galgos o podencos si todos comen conejos? Y encima los conejos se pelean entre sí.
Había una anciana en la familia que siempre elogiaba mi manera de proceder en una determinada tarea. Y yo para mis adentros: Tanta amabilidad me confunde; ¿y esa obsesión por lo bien que lo hago?; ¡ay que la tortilla ya está dorada por un lado y toca darle la vuelta para dorar el otro! Oye, y se la daba. Y me ponía verde por el mismo tema que había venido elogiando largamente.
Cuando alguien de la clase dirigente insiste demasiado en lo que NO va a hacer o en lo que SÍ va a hacer, el asunto me escama como me escamaban las afirmaciones de la anciana. Parece ser algo así como una decisión sublime que se va elaborando... tomando forma... y en un estallido místico surge la iluminación que perfila con fuerza el inexorable dictamen. Naturalmente, suele ser lo contrario de en lo que antaño se insistía largamente. Es lógico: no hay nada nuevo en la vida. Los nuevos somos siempre nosotros que renovamos epifánicamente el voto de confianza.
Como ya he dicho, una no abarca mucho pero me da que siempre nos están zambullendo en el cisco caótico de la sinrazón. Y... de rositas como siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario