jueves, 8 de agosto de 2013

CREANDO CRISIS

Ahora con la llamada crisis, la gente se está espabilando para subsistir con el menor dinero posible. Y se logra. Lo que se está consiguiendo, aunque en cantidades irrisorias de momento, es que no se hunda la gente delante de las narices sin ser, al menos, consciente de ello. Esto es algo que ha pasado siempre. Pero ahora más. Cuando niña y adolescente veía cómo los pobres 'oficiales' eran socialmente mal mirados. Ahora y gracias a Dios bastante menos, dentro de lo que cabe. El trinomio: banca, clase política y multinacionales (y vaya usted a saber lo que hay encima) mueve los hilos de todo, como ya se sabe.

Unos plantan verduras en rinconcitos de ciudades; otros ofrecen servicios de comidas para los trabajadores que no tienen tiempo de guisar ni dinero para ir a un restaurante; en un pueblo andaluz se construyen las casas gratuitamente unos vecinos a otros, etc. Sería buena idea que los trabajadores del campo permitieran a otros recoger aquello que van a dejar pudrirse (aquí y de momento no es posible porque se llevarían hasta las ramas, pero en Inglaterra lo hacen) a cambio de algún servicio; no necesariamente del que se lleva el producto sino a través de una lista de oferta de servicios gratuitos y de necesidades a cubrir gratuitamente. Al fin y al cabo así actuaba el Homo Erectus y sobrevivieron puesto que aquí estamos de Sapiens y eso que no tenían ni seguridad social ni jubilaciones. Se nos ha olvidado nacer, vivir y morirnos con elegancia y tranquilidad.

Cuando mis hijos eran pequeños, comentábamos que lo ideal sería hacer el trabajo que nos gustara y darlo gratuitamente a quienes lo requirieran y solicitar lo que requiriéramos nosotros a través de listas en las instituciones pertinentes. El mayor me comentó que el zapatero le diera zapatos al huevero a cambio de huevos. Bueno... ni el zapatero necesita tantos huevos ni el huevero tantos zapatos; por eso se inventó el dinero y al principio estaba bien (supongo) pero llegaron los listos (esos que llegan a todas las cosas que facilitan la vida) y lo fueron complicando... y seguimos.

Gracias al Internet, hoy día podemos comunicarnos cultural y afectivamente tan lejos como queramos; así que podríamos dejar de trasladar tanta mercancía de acá para allá movidos como marionetas por las especulaciones vigentes pues dicen que: 'Mas sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena'. Estaríamos más tranquilos (y nos haría falta estarlo) si se globaliza la cultura y se cubren las necesidades localmente. Más compartir ideas y menos trasladar productos. Aunque seguramente habría impuestos por no usar las dotaciones establecidas. De esa forma, los de la célebre triada: banca, clase política y multinacionales se dispersarían mucho y terminarían no dando pie con bola. Creo que en cien o doscientos años, lo más, se consigue.

Sería como robarle el tiempo a las manías para hacer cosas buenas. Si alguien tiene ideas, puede seguirlas creativamente; aunque a veces hay que hacer un esfuerzo extra para llevar a cabo algo personal creativo además de las estériles tareas diarias impuestas para preservar una costumbre improductiva. Hay ya demasiados niños pasando hambre (aunque ya un solo niño que pase hambre es una aberración social, por desgracia permitida, asimilada y no contemplada por los medios que podrían subsanar estas anomalías) y vamos a dar de manos a narices con lo mismo de antaño: tuberculosis, piojos, pulgas, chinches, miseria y, por supuesto, la desesperanza de no tener salida posible que ya flota en el ambiente. Adelante pues, que el Cromañón evolucionó con menos También valen tonterías, que a veces no lo son.

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